El sexo es saludable. Partiendo de esta premisa, Daniela Rengifo, director de Instituto Sexología de Colombia, opina que el sexo anal puede ser una práctica sexual como otras. “Para gustos los colores”, afirma.

“En un estudio que realizamos sobre la sexualidad de la mujer en 2018, de las más de 700 mujeres que participaron, con una media de edad de 30 años, ninguna señalo el sexo anal como más placentero que el coito o como una forma de alcanzar el orgasmo, aunque un 34 % de ellas indico que le gustaba o que cree que le podría gustar el sexo anal”, explica la experta.

En todo caso, el sexo anal es una fuente alternativa de placer para muchos, pero hay que tener cuidado ya que no está exenta de riesgos.

Utilizar siempre preservativo

“A través del sexo anal se puede contraer infecciones si no se utiliza preservativo, ya que las paredes del ano y del recto se rompen con cierta facilidad, produciendo pequeñas heridas a través de las cuales las bacterias y los virus pueden llegar al torrente sanguíneo. Además, dichas paredes son absorbentes, por lo que la sangre o el semen de la pareja sexual puede entrar en nuestro organismo a través de la mucosa anal aunque no exista ninguna herida”, advierte la sexóloga.

Emplear un lubricante adecuado

Para evitar una penetración dolorosa es fundamental utilizar mucho lubricante, tanto en el ano como en los dedos y, posteriormente, en el pene. Su uso facilita que la fricción no produzca heridas, tanto en el ano como en el pene.

“Dicho lubricante es aconsejable que sea hidrosoluble, ya que al ser compatible con el látex evita que se rompa el preservativo”, señala Rengifo.

El director recuerda que este tipo de lubricante se seca muy rápido, así que, para prácticas sexuales más dilatadas se puede utilizar también un lubricante a base de silicona compatible con el látex. “Algunos tipos de lubricantes, como las cremas o la vaselina, pueden irritar la zona anal, por lo que debemos evitarlos”, añade.

Trabajar para que el esfínter se dilate y la persona se relaje

La penetración debe iniciarse muy despacio para dar tiempo a la otra persona a relajarse. Inspirar y espirar facilita que los músculos del ano se relajen.

“Cuanta más confianza e intimidad tengas con tu pareja sexual, más fácil será relajarse, y esto nos ayudará a que el esfínter pueda dilatarse y la penetración no sea dolorosa”, afirma la científica.

No hacer movimientos bruscos

Una vez se hayan introducido los dedos o el pene, el experto indica que no se deben hacer movimientos bruscos. Si el ano se contrae, “tenemos que esperar a que se vuelva a relajar para sacar lo que hayamos introducido, de lo contrario haremos daño a la otra persona”, indica.

Practicar individualmente

Para los principiantes Daniela Rengifo aconseja aprender a relajarse con la práctica en solitario, introduciendo los propios dedos o consoladores de diferentes tamaños. “Si nos encontramos cómodos con la pareja sexual, el momento y el lugar en el que practicamos el sexo anal, y si se realiza la práctica suficiente, puede llegar a no doler nada”, ratifica.